Después de cumplir con los 60 minutos de apagón que el pasado sábado se llevó a cabo por todo el mundo como protesta por el derroche energético que estamos llevando a cabo sin tener en cuenta su coste presente y, sobretodo, el efecto en el futuro más bien próximo, y previa caña con ensaladilla para engañar al estómago y predisponerse para ver una película en las mejores condiciones, asití al pase nocturno de "Las Viudas de los Jueves" (6/10), film argentino que intuía podía gustarme y cumplió mis expectativas a medias. Con el cine argentino, gustándome en general, tengo un problema relacionado con su acento y dicción (tal vez también la calidad de sonido no sea la mejor) que provoca que me pierda parte de algunos diálogos y, por tanto, me deja siempre la sensación de que soy yo el que tiene un problema de audición y comprensión porque se repite una y otra vez y no se pone remedio. En fin, problema menor.
Decía que tiene agridulce esta película porque si bien me gustan sus diálogos incisivos y muy actuales (a pesar de tratar el corralito argentino de principios de este siglo), de reunir a la crema de los actores y actrices argentinos actuales, de psicoanalizar a la sociedad acomodada de los países occidentales cuando se enfrentan a una crisis económica como la que nos afecta actualmente, de hacerlo con un estilo y elegancia muy destacable, a pesar de todo esto que de por sí es ya muy positivo, no llega a "emocionar", a tocar la fibra sentimental de este espectador, favorablemente predispuesto a que así fuese. Pero bueno, me quedo siempre con lo positivo y es bastante, por lo que fue un buen colofón a un sábado magnífico de primavera cuya noche ha sido la más corta del año.
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