Salí conmocionado de ver esta película china, "Ciudad de vida y muerte" (7/10), que va cosechando premios allá por donde acude. El blanco y negro así como una música espléndida y muy apropiada, acompañan a una historia que resume en poco más de dos horas el horror de la guerra en todos sus extremos y de forma extrema, sin necesidad de llenar la pantalla de sangre ni de ver miembros esparcidos por doquier. Fundamentalmente en las gestos de las caras (tan difícil de distinguir para nosotros las de los japoneses de los chinos) y en las situaciones que por mucho que nos las pongan en los telediarios, no dejan de impresionar cada vez que veo el asesinato a sangre fría de personas, retratadas y plasmadas con tal sensibilidad y poesía que estremece.
Trata sobre un episodio de la guerra entre Japón y China en 1937/1938, concretamente en la toma y ocupación de los japoneses de una de las principales ciudades chinas, el sometimiento de los prisioneros de guerra, el sacrificio gratuíto y, al fin, la celebración de la victoria; todo ello ante la mirada atónita y sorprendida pro la violencia de ¡ un nazi !, que ya estaban gestando la futura masacre que llevarían a cabo en Europa. Con un comienzo espectacular y grandioso que incluso va creciendo en la magnificencia, hasta entrar en detalle con los personajes concretos, sin piedad pero sin llegar a lo escabroso. No deja de ser una lección de cine en la que lo más importante es cómo sales de impresionado por la violencia de la guerra que te hace odiarla un poco o un mucho más.
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