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8 de abril de 2010

LES BALLETS TROCKADERO DE MONTECARLO


Ayer fuí por primera vez al Teatro a ver una representación de danza, "muy especial" eso sí, ya que estaba interpretada por hombres exclusivamente. Se trata de "Les Ballets Trockadero de Montecarlo" (7/10). Me lo pasé genial porque fue un auténtico espectáculo visual, musical, humorístico, artístico y que llega al corazón. Podría decirlo de muchas formas pero no lo haría mejor que lo hizo Guillermo Arazo en un artículo titulado "Fetichismo del tutú" que escribió en la revista "Con D de danza" y que reproduzco a continuación:

"Elogio de la feminidad loca
El Trockaderismo es la última mutación vírica del añejo `Síndrome Señorita Travelo´. Sus musculados cuerpos danzan gráciles piruetas cual divas del vaporoso tutú. Sus cabezas lucen los más diversos adornos florales. Sus zapatillas de raso son de la talla 44. Y logran el equilibrio sobre las puntas de los dedos de sus maximalistas pies con una envidiable soltura. Son los bailarines de la compañía Les Ballets Trockadero de Montecarlo, una atípica formación surgida en 1974 e integrada sólo por hombres que, con el humor como filosofía, desempeñan los roles femeninos, `bigger than life´ que aparecen aquí comprimidos y quintaesenciados, de las coreografías más emblemáticas del repertorio clásico pasados por la trituradora de la cultura pulp. Eso sí, para fabricar humor hace falta un referente común. La cultura sin referentes comunes provoca un humor sobre la nada. Sin referentes dancísticos no hay espectadores con carcajada incorporada y juego de piernas. Sniff, sniff. Llega la democratización de las mallas. Todo el mundo puede obrar de bailarina, incluso si eres un hombre. Estos testosterónicos all-stars han tenido la oportunidad de ejercer la mili de las ballerinas, que consiste en realizar la tira de puntillas, de plantearse problemas coreográficos cual Einsteins de las articulaciones, de hacer rápidos bourrées en punta sin que se les suelte la diadema, y de hacerse más de un esguince sin que se les corra el eyeliner y así hasta llegar a un montaje más o menos depurado de lo que significa el ballet. Su visión de la danza es transgenérica, personal y subjetiva, de ahí que se denomine su-visión-de-la-danza.
En El Lago de los cisnes y la mágica partitura de Tchaikovsky, se disfruta de excelentes arabesques e infinidad de pirouettes y al mismo tiempo, sugiere un buen partido a las situaciones chistosas de la trama. Go for Barocco con música de Bach y la inolvidable Paquita. Además, de un Pas-de-deux, que proveerá los suficientes fuegos artificiales para incendiar el patio de butacas. Un montaje imprescindible, king-size, capaz de hacer disfrutar al espectador común y de amargar la vida al espectador especializado. Notas mentales: a) ladran luego cabalgamos, b) en mis tiempos - Nijinsky, Karsavina y Pavlova- esto no pasaba, c) un repertorio trufado de dobles lecturas en el que yo me he reído con la boca llena de dientes. Y es que estas divas se muestran especialmente dinámicas y con ganas de dinamitar los cimientos de una cultura carpetovetónica y repleta de prejuicios. Pero lo mejor es que los medios en general y el público en particular están respondiendo a tanta – pretendida, por buscada que no por pretenciosa – provocación. Hummm. Tory Drobin, director artístico galáctico de tan estrellada compañía, asegura que los espectadores podrán no sólo soltar más de una merecida carcajada, sino sorprenderse ante «la alta calidad técnica y el gran talento de los bailarines, algo que el público no espera». Aunque no hay nada más predecible que lo no esperado. Técnicamente diestros, fluctuantemente inventivos y en contacto con la realidad, Los Trocks combinan el clasicismo a pies puntillas y cierto gusto por la farsa y el surrealismo con el deseo de jugar con la identidad de género. Eso sí, en la exacta medida del sofisticado sadismo. Los bailarines emulan los movimientos de las delicadas féminas enfundados en sus transparentes tutús. Y, con las puntas en sus pies, los intérpretes acentúan las debilidades esdrújulas, los accidentes agudos y las incongruencias prosódicas de la danza. Y se balancean delicadamente como cisnes, sílfides, hadas, románticas princesas o angustiosas damas victorianas. El conjunto no está libre de tópicos, lugares comunes y artificios, pero Los Troks manejan sus elementos con convicción y un deslumbrante control de la forma.
El triunfo de las proto drag queens
Los Trocks han hecho una producción de su propio chiste, devolviendo la burla, revistiendo la mofa de las primas bailarinas, enfatizando sus pestañazos, refinando el plumereo irónico de sus gestualidades. Los Trocks son, por tanto, un chiste que tapa otro chiste (el de las divas de la escena) superándolo por la fuerza del puro exceso. Es un discurso camp que reduce todo al absurdo por la vía de la redundancia. Les Ballets Trockadero de Montecarlo, son en definitiva, una ilustración del concepto de post-modernidad. Bailarines devenidos en iconos gay, musas de la modernidad, y piñatas coloristas en un patio de butacas rancio y polvoriento. Un dato revelador: emergen como seguidores de la escritora estadounidense Susan Sontag autora de un influyente artículo sobre la cultura camp (Notas sobre el Camp) en el que redefinía el término (que en su nueva acepción apostaba por el amor/gusto hacia lo antinatural, artificioso y exagerado) y lo incorpora como criterio de análisis de la historia y el arte. Para Sontag el camp es un conjunto de técnicas de resignificación - donde coinciden la parodia, el pastiche, lo burlesco y la ironía - que encarna la nueva sensibilidad posmoderna. La autora de ensayos como El sida y sus metáforas o Estilos radicales conecta el camp con el pop, ya que ambos movimientos hacen un uso paródico de las representaciones y objetos de la cultura popular. Los Trocks hacen lo mismo con el repertorio clásico de la danza, descubriendo inéditas dimensiones descontextualizadoras. Se lo llevan al huerto del pastiche y la burla, y lo adentran por la puerta trasera."
Con esto queda todo dicho y bien. Os lo recomiendo mmmmmmmmmmmmmmucho.
Para más información: www.trockadero.org

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