La última de Gus Van Sant, "Restless" (7/10), es una película emocionante. Original y rara, rayando la excentricidad, pero sensible y, finalmente, universal. Tragedias enormes marcan a los personajes que, sin embargo, superan esos trances, pero ¡ay! el amor es otra cosa. Crees que puedes con todo, sobretodo si eres joven, pero las relaciones humanas son tan difíciles y, en concreto el amor, es tan imprevisible, que ese es probablemente el sentimiento más difícil de superar. Y cuando lo más fácil hubiera sido perder el control con unos mimbres así, el director consigue un equilibrio fantástico entre lo sensible y lo dramático y plasma con una frescura increíble el trozo de vida de dos adolescentes marcados por la tragedia que se enamoran.
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