Alex de la Iglesia en estado puro, consigue en esta tragicomedia esperpéntica, "Balada triste de trompeta" (6/10), dar una vuelta de tuerca en la que por momentos se pasa de rosca a una historia de la reciente historia de España (desde la Guerra Civil). Para ello trenza ingredientes circenses para buscar el más difícil todavía, mezclando payasos, amor, mucha violencia, personajes y hechos de nuestro fascismo más reciente, con gran maestría y ayudado por magníficas interpretaciones. Es el delirium tremens más atrevido del director y aunque por momentos pierde credibilidad por la exageración, finalmente destila su esencia y nos deja un sabor agridulce, creo que pretendido, pero con cierta satisfacción de haber asistido a un espectáculo cinematográfico que no defrauda. Eso sí, hay que contemplarlo como un ejercicio de estilo de Alex de la Iglesia y evitar prejuicios, así como prepararse para escenas no aptas para almas excesivamente sensibles.19 de diciembre de 2010
BALADA TRISTE DE TROMPETA
Alex de la Iglesia en estado puro, consigue en esta tragicomedia esperpéntica, "Balada triste de trompeta" (6/10), dar una vuelta de tuerca en la que por momentos se pasa de rosca a una historia de la reciente historia de España (desde la Guerra Civil). Para ello trenza ingredientes circenses para buscar el más difícil todavía, mezclando payasos, amor, mucha violencia, personajes y hechos de nuestro fascismo más reciente, con gran maestría y ayudado por magníficas interpretaciones. Es el delirium tremens más atrevido del director y aunque por momentos pierde credibilidad por la exageración, finalmente destila su esencia y nos deja un sabor agridulce, creo que pretendido, pero con cierta satisfacción de haber asistido a un espectáculo cinematográfico que no defrauda. Eso sí, hay que contemplarlo como un ejercicio de estilo de Alex de la Iglesia y evitar prejuicios, así como prepararse para escenas no aptas para almas excesivamente sensibles.
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